miércoles, 16 de julio de 2008

Mi mayor arrepentimiento...



Hoy 16 de julio se cumplen dos años de mi mayor arrepentimiento…

Eran las 4:00 a.m. estaba dormido, en ese momento sonó el teléfono, era la llamada que en mi casa no estábamos esperando, esa llamada que uno nunca quiere contestar porque ya sabe que es lo que le van a comunicar.

Todo esto empezó como cuatro días antes, alguien muy cercano a mí, mi tía estaba internada en el hospital, de un momento para otro se puso muy mal, sus riñones dejaron de funcionar, sus pulmones tenían agua.

Mi tía vivía con mis dos primas, era una familia pequeña. Mis tías, mis tíos, mi abuela, mis primos, primas y mi mamá fueron los tres días a verla al hospital. Ella tenia momentos en los que estaba bien, podía hablar con todos aunque se le notaba lo mal que estaba.

Yo nunca fui a verla, no me gusta ir a los hospitales, siempre me han deprimido. Con mi tía siempre pensé que ella se iba a recuperar, que en unos días ella iba a salir del hospital.

A ella la internaron un miércoles creo. El viernes pude hablar con ella, mi mamá estaba con ella, me llamó para que mi tía y yo pudiéramos hablar, hable muy poco, iba de salida en ese momento, solo le pude decir que ojala se recupera, que no había ido porque no me gustan los hospitales, que iba hacer el esfuerzo por ir. Nunca le dije que la quería; a mi siempre me ha costado expresarme, si pudiera regresar en el tiempo, yo le hubiera dicho a ella que la quería.

Sin duda mi tía era una de las mejores personas que había conocido, si alguien necesitaba algo ella corría para conseguírselo, nunca se metía con nadie, a veces se tragaba sus problemas por no molestar, nunca la escuche hablando mal de alguien, ella se mataba trabajando para darle educación a sus dos hijas, hizo todo lo que pudo para sacarlas adelante. Al menos conmigo siempre me demostró que me quería, que yo le importaba, recuerdo que cuando yo era pequeño me encantaban los” Samurai Warriors”, yo coleccionaba los muñecos de la serie y solo me faltaba uno que era muy difícil de conseguir, para navidad ella se fue todo un día en busca de ese muñeco, lo encontró y ese fue mi regalo de ese año. No doy el ejemplo dando entender que me gustan las cosas materiales, sino porque ella nunca estuvo obligada a buscarlo, ella quiso hacer algo lindo por mí.

El viernes en la noche entró en coma, mis primas estaban muy mal por lo que estaba sucediendo, mi familia no esperaba que esto llegara a pasar, todo parecía como una pesadilla, de esas de las que uno no puede despertar pero se sabe que no es verdad.

Esos días trate de no pensar en lo que estaba pasando, no quería ver la realidad. El sábado en la noche los doctores dijeron que había que prepararse para lo peor, mi tía ya había tenido 3 paros cardiacos, si tenia uno más su corazón ya no lo podía resistir.

Mi mamá ya tenía dos días de estar en el hospital junto a mis primas y mis otras tías, la noche del sábado ella llego a la casa en la noche, se veía muy triste, me reclamaba el que yo no fuera a ver a mi tía, ella contaba que estaba toda entubada, que respiraba artificialmente, se veía muy pálida; yo no sabia que decir. Ella quería descansar un poco e ir temprano a acompañar a mis primas.

A las 4:00 a.m. sonó el teléfono, mi mamá contesto, escuche que ella se atacó a llorar, yo me sentí muy mal, ya sabia lo que acababa de suceder, me quede en shock, eso no podía pasar, ella no podía estar… muerta.

En mi casa reinaba el silencio, el silencio de la muerte que nadie quiere escuchar, en el que la mente se queda en blanco porque uno no cree lo que esta pasando, en el que se quiere escapar de la realidad, en el que uno quiere abrir los ojos y decir: que pesadilla más fea acaba de tener.

Mis papás y yo nos bañamos y nos fuimos al hospital. Mis familiares estaban destruidos por la muerte de mi tía, a mis primas se les podía ver el dolor en las caras, un dolor que es todavía incomprensible para mi.

El domingo 16 de julio del 2006 fue el día mas triste que he tenido, ese día en el que a veces pienso que no existió, el que quisiera que nunca hubiera existido.

La enterramos el martes 18, no hubo día en el que no viera a mi madre, mis tías, mi abuela, en especial mis primas sufrir por la muerte de mi tía. Todavía recuerdo el momento en el que la empezaron a bajar para enterrarla, hasta ese momento me di cuenta que lo que estaba pasando era cierto, caí en la realidad de nuevo, no pude más, empecé a llorar, ella ya no estaba, nunca pude decirle que la quería, nunca fui a verla en sus últimos momentos, nunca le agradecí por todo, por como era, y ya nunca más podre verla.

Cada día me arrepiento de no poder estar con ella, cada día me arrepiento de no decirle lo que sentía, cada día me arrepiento, de no estar con ella esos días, cada día me arrepiento de todo. Si algún día pudiera verla le diría que me perdonara, que me arrepiento de no ir al hospital, que la quiero, que me hace falta, que extraño las reuniones familiares que hacíamos en su casa, que extraño su mirada, su voz, su risa, la extraño tanto, cada día desde que ella se fue nada fue igual, hasta el día de hoy todavía la recuerdo, en mis pensamientos ella sigue viva, ahí ella jamás morira.

¡Te quiero tía!

Esto es para ella donde quiera que este:



2 comentarios:

La Morada dijo...

Créeme que sé como te sientes. Hace poco más de 11 años viví una situación muy similar con mi abuelo. Yo no pude estar (o no quise estar) en el momento de su muerte. En ese entonces tenía 10 años y me dió mucho miedo estar a su lado en ese momento.
Pero es algo que me lastima el alma cada vez que llega su aniversario de muerte.

Julia Hernández dijo...

Hay veces en la vida que no sabemos cómo reaccionar por temor o timidez porque no nos han enseñado cómo afrontar y aceptar la muerte y las enfermedades graves, pero creo a mi parecer que de todas éstas experiencias es empezar a decir y hacer las cosas que antes nos ha costado mucho,con las personas que han quedado a nuestro alrededor y recordar las que han partido con amor y los momentos que nos regalaron su cariño guardarlos siempre.